Guillermo Ovejero camina hasta Casa Rosada pidiendo Justicia por su hijo.
Guillermo Ovejero, es de Santa Clara del Mar, y emprendió una caminata de 400 kilómetros para llegar a Capital Federal y pedir justicia por su hijo Martín.
Hace cinco días que lleva caminado, con viento, frío, llovizna, llevando bien en alto, una bandera con el nombre de su hijo.
Martín, era un joven, de 22 años, padre de un bebe e iba a trabajar como lo hacía todos los días cuando fue atropellado por Pablo Sebastián Pérez, quien conducía su automóvil, a más de 170 kilómetros por hora y se cruzó de carril en una rotonda de la RP 11, en Santa Clara del Mar, donde la velocidad máxima permitida es de 40 kilómetro por hora.
“Esto es un cansancio, la lucha comenzó hace mucho para nuestra familia, perder un hijo es algo que no se puede explicar y si a eso hay que sumarle que la justicia no responde, todo se convierte en una tortura. Ya pasaron más de 1000 días desde el momento del accidente y queremos dormir de corrido con la tranquilidad de que se hizo Justicia por nuestro hijo”, señaló Guillermo.
En esta cruzada tiene previsto recorrer a pie, el trayecto que une las localidades de Santa Clara del Mar con Capital Federal hasta llegar a Casa de Gobierno, “tengo 54 años, no soy deportista, pero voy a llegar, porque esto es lo último que puedo hacer, por Martín".
Hoy llegó al Destacamento Vial de Dolores, donde fue recibido por las autoridades de la dependencia. En su recorrido va parando en diversas localidades, donde hace noche y toma descansos recibiendo la ayuda y colaboración de los diferentes destacamentos viales de la región. “Es una experiencia muy especial, estoy agradecido, recibiendo un acompañamiento maravilloso de la policía en todas las localidades, no quiero molestar a nadie, mi manifestación es pacífica”.
En su relato también quiso destacar que esta lucha no solo es por Martin, también es por todas las familias que han sufrido la muerte de un ser querido y no han recibido la respuesta de la justicia
El cansancio no se nota en su relato, con mucha entereza comparte su historia, la de su hijo, que se asemeja a la de tantas familias que agotan todos los recursos cuando la impunidad les hace, aún más difícil, sobrellevar el dolor.
La bandera flamea alto, en un recorrido largo, tan largo como lo han sido los más de mil días que esta familia espera la tan necesaria Justicia.