Ayer familiares y amigos del joven asesinado marcharon desde plaza Castelli, pasaron por la Unidad Penal 6 y finalizaron atrás del frigorífico, lugar donde se encontró el cuerpo sin vida del adolescente de 18 años.
Durante la semana la familia, a través de las redes sociales y los medios de comunicación, pidió el acompañamiento de la comunidad de Dolores.
Lamentablemente este acompañamiento no estuvo. La ciudad, una vez más, durmió la siesta.
Ya no valen frases hechas o políticamente correctas, en momentos como este, aunque sea por unos minutos hay que salir de la comodidad de la silla y ponerse al lado del otro, entendiendo su dolor y expresando que el grito de Justicia es de todos.
Se pueden entender 1, 10 o 100 excusas pero no 25.000, si no te moviliza y sensibiliza el dolor de una madre por el cruel asesinato de su hijo de 18 años, al que mataron de la peor manera, a 15 cuadras se su casa, de la tuya y de la mía, es porque la indiferencia te ha dormido. Esa indiferencia también mata...