Los estacioneros dijeron que el ajuste es "inoportuno" y cuestionaron al Gobierno. En el Conurbano se paga $19 el litro de súper
Luego de negarlo durante toda la semana, el Gobierno avaló un aumento de las naftas en un mercado que si bien es libre suele moverse al ritmo de las pizarras de la estatal YPF.
Esta última suba, aplicada el fin de semana, ronda el 10%, y llevó el litro de la nafta súper a un rango que va de $17,10 a $17,48 en la Ciudad de Buenos Aires. En el Conurbano ese mismo combustible se llega a pagar más de 19 pesos. Y en otras provincias supera los 20.
De acuerdo con algunos sondeos privados, llenar el tanque cuesta un 45% más que hace un año, cuando la súper de YPF cotizaba alrededor de los $11 en la Capital Federal.
El cuarto aumento en los combustibles del año trastocó los cálculos del Ministerio de Economía, que pretende un descenso "drástico" de la inflación a partir del segundo semestre y generó una ola de críticas de los usuarios en las estaciones de servicio y en las redes sociales, que últimamente se transformó en una caja de resonancia ríspida para los anuncios del Poder Ejecutivo.
A diferencia de otros ajustes de precios, esta vez el movimiento también encendió la alarma entre los estacioneros. Por ejemplo, el presidente de la Federación de Entidades del Combustible de la provincia de Buenos Aires (FECOBA), Luis Malchiodi, dijo que está "desconcertado" por la decisión oficial.
"Nuestro sector va a pagar las consecuencias ya que la gente se restringe más en el consumo de nafta y provocará una caída en las ventas", analizó.
Rosario Sica, presidente de la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (FECRA) se refirió en los mismos términos y cargó contra el "amigo" Juan José Aranguren. "La venta de combustibles ya está cayendo, hay recesión, y la industria automotriz está paralizada porque se derrumbó el mercado automotriz brasileño".
Este panorama se suma a una delicada situación del consumo. De hecho, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) informó que en abril sus ventas cayeron 6% y prevén que la recuperación tardará más que lo previsto.
Luego de negarlo durante toda la semana, el Gobierno avaló un aumento de las naftas en un mercado que si bien es libre suele moverse al ritmo de las pizarras de la estatal YPF.
Esta última suba, aplicada el fin de semana, ronda el 10%, y llevó el litro de la nafta súper a un rango que va de $17,10 a $17,48 en la Ciudad de Buenos Aires. En el Conurbano ese mismo combustible se llega a pagar más de 19 pesos. Y en otras provincias supera los 20.
De acuerdo con algunos sondeos privados, llenar el tanque cuesta un 45% más que hace un año, cuando la súper de YPF cotizaba alrededor de los $11 en la Capital Federal.
El cuarto aumento en los combustibles del año trastocó los cálculos del Ministerio de Economía, que pretende un descenso "drástico" de la inflación a partir del segundo semestre y generó una ola de críticas de los usuarios en las estaciones de servicio y en las redes sociales, que últimamente se transformó en una caja de resonancia ríspida para los anuncios del Poder Ejecutivo.
A diferencia de otros ajustes de precios, esta vez el movimiento también encendió la alarma entre los estacioneros. Por ejemplo, el presidente de la Federación de Entidades del Combustible de la provincia de Buenos Aires (FECOBA), Luis Malchiodi, dijo que está "desconcertado" por la decisión oficial.
"Nuestro sector va a pagar las consecuencias ya que la gente se restringe más en el consumo de nafta y provocará una caída en las ventas", analizó.
Rosario Sica, presidente de la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (FECRA) se refirió en los mismos términos y cargó contra el "amigo" Juan José Aranguren. "La venta de combustibles ya está cayendo, hay recesión, y la industria automotriz está paralizada porque se derrumbó el mercado automotriz brasileño".
Este panorama se suma a una delicada situación del consumo. De hecho, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) informó que en abril sus ventas cayeron 6% y prevén que la recuperación tardará más que lo previsto.